domingo, 13 de octubre de 2013

LA ASPIRINA COMO PREVENCIÓN CARDIOVASCULAR

Unknown
LA ASPIRINA
En un momento en el que oímos hablar tanto de recortes y sostenibilidad, cada vez que descubro un artículo que vuelve a poner en valor un fármaco tan buena relación coste/beneficio como la aspirina, no dejo de asombrarme. Continuamente vemos la aparición de nuevos fármacos, cada cual más costoso y continuamente superados por otros más sofisticados. Y sin embargo seguimos necesitando de nuestra tradicional aspirina para cosas tan simples como un dolor de cabeza o un resfriado, y para cosas tan importantes como ayudarnos en la prevención secundaria cardiovascular (ojo, para los que sólo leen loso primeros párrafos, cuidado con sus efectos secundarios; como casi todos los fármacos, peligrosa si se emplea mal). Pocos fármacos pueden actualmente presumir de tener un espectro de utilidades tan variado.
Este artículo realiza un análisis de la utilización pasada, presente y de las perspectivas de futuro del uso de la aspirina en el tratamiento y prevención de las enfermedades cardiovasculares, planteando las siguientes conclusiones:
  • El mecanismo de acción biológicamente más plausible de la aspirina en la reducción de riesgos de eventos oclusivos vasculares es su capacidad en las plaquetas de acetilar irreversiblemente el sitio activo de la cicloosigenasa necesario para la producción de tromboxano A2, un promotor muy potente de la agregación.
  • La aspirina, en dosis desde 81 mg a 1200 mg diarios, también incrementa el óxido nítrico derivado del endotelio, lo que proporciona un beneficio añadido que incluye una reducción de la progresión de la arterioesclerosis.
  • El uso de aspirina en la prevención secundaria fue evaluado en 195 ensayos aleatorizados de terapia antiplaquetaria, principalmente con aspirina, en más de 135000 pacientes de alto riesgo con evidencia de enfermedad cardiovascular, en enfermedad cerebrovascular y coronariopatía estable e inestable, y post-revascularización. La aspirina consiguió unareducción del riesgo de eventos vasculares subsiguientes de un 22%; una reducción absoluta de 36 eventos vasculares por cada 1000 pacientes con antecedente de infarto de miocardio, ictus o accidente isquémico transitorio tratados en aproximadamente unos 28 meses.
  • En prevención secundaria no existe diferencia en la eficacia o seguridad de la aspirina, tanto en comparaciones directas como indirectas, entre dosis de 75-150 mg/día y 160-325 mg/día.
  • Para ictus obstructivos agudos, un meta-análisis mostró una reducción del 11% estadísticamente significativa y clínicamente relevante, de eventos vasculares, así como ictus no letales y fallecimientos por causa vascular. Por cada 1000 pacientes con ictus agudo, el tratamiento con aspirina evitó nueve eventos vasculares. En estos pacientes la aspirina debería ser administrada cuanto antes y continuada a largo plazo.
  • En un meta-análisis de seis grandes ensayos de prevención primaria, en población aparentemente sana, la aspirina no mostró una reducción significativa de la mortalidad vascular, tal y como se había mostrado en algún estudio previo.
  • Aunque hay similitudes en reducción de riesgo relativo, los beneficios absolutos del tratamiento con aspirina son mucho menores en los ensayos sobre prevención primaria que en los ensayos sobre prevención secundaria, debido a los riesgos absolutos mucho menores en los individuos aparentemente sanos.
  • En los ensayos sobre prevención primariano se apreció modificación de los beneficios de la aspirina atendiendo a factores de riesgo o género.
  • Hasta que se hayan publicado los resultados de los ensayos en curso sobre el uso de la aspirina en individuos de riesgo intermedio, las decisiones sobre la prescripción a largo plazo del tratamiento con aspirina en individuos aparentemente sanos y con riesgo cardiovascular intermedio deben ser tomadas estudiando cada caso en particular.
  • Se necesitan más estudios, incluyendo ensayos aleatorizados directos de las dos dosis más ampliamente usadas de aspirina (81 mg y 325 mg), para investigar el efecto de la aspirina sobre la progresión de la arterioesclerosis a los dos años.
Creo que queda claro el importantísimo papel de este fármaco en la prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular, no tanto en la prevención primaria. En este campo hemos de seguir insistiendo en el control de los factores de riesgo cardiovascular y, fundamentalmente, en la adquisición de hábitos de vida saludables (control del sobrepeso, evitar el tabaquismo, consumo de alcohol moderado, práctica regular de ejercicio físico,  adecuado control de tensión arterial, adecuado control de glucemias en los diabéticos).
En cuanto a la prevención secundaria, la aspirina continúa desempeñando un papel primordial, sin que los nuevos fármacos antiagregantes o antitrombóticos (mucho más caros y con efectos secundarios más frecuentes y más serios en algunos casos) hayan demostrado un beneficio superior.

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