lunes, 14 de octubre de 2013

DIETAS PARA EL CORAZÓN


Prevenir enfermedades cardiovasculares

Pese a que siempre se ha creído que afectaban más a los hombres, es una de las principales causas de muerte de las mujeres.

Durante décadas, la enfermedad cardiovascular se consideró como un trastorno típico de varones. Sin embargo, hoy se sabe que tiene un gran protagonismo en la mujer, sobre todo a partir de la menopausia. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en Europa una mujer fallece por una enfermedad cardiovascular cada seis minutos.

Pese a ser una de sus principales causas de muerte, tradicionalmente no se han tenido en cuenta las diferencias de sexo a la hora de fijar criterios diagnósticos. Pero el sexo se nota incluso en los factores de riesgo. En ellas, los factores principales son hipertensión, diabetes y obesidad, la tensión alta es la primera causa de insuficiencia cardiaca, mientras que en los hombres es la cardiopatía isquémica.

Por otro lado, el infarto de miocardio aparece en la mujer unos diez años después que en el hombre, con mayor tasa de mortalidad. Además, tras un primer infarto, una mujer tiene un 50% de posibilidades de fallecer, frente al 30% de ellos. Se calcula que de las personas que sobreviven, el 46% de las mujeres quedan discapacitadas por una insuficiencia cardiaca; en los varones esa discapacidad sólo afecta al 22%.
Otro serio problema es el retraso diagnóstico. Cuando las placas de ateroma (grasa) se fijan en las arterias, las consecuencias son más graves en ellas porque aparecen lesiones en los vasos más pequeños.

Vigilar el colesterol
En la prevención de las enfermedades cardiovasculares, es fundamental que toda mujer que vaya a seguir un método anticonceptivo conozca su colesterol. Las mujeres diabéticas y con riesgo cardiovascular deben controlarlo rigurosamente. Además, es importante evitar el sobrepeso y el tabaco. La mujer es más susceptible al efecto de este último.

La dieta
En la prevención de enfermedades cardiovasculares, la dieta es fundamental. Debe ser variada y, sobre todo, contener ácidos Omega 3 y antioxidantes.
• Mantén un peso adecuado.
• Intenta comer más cereales integrales.
• Toma tres piezas de fruta al día y verduras, preferentemente crudas.
• Reduce de tu dieta grasas saturadas y colesterol.
• Aumenta el consumo de pescado blanco y azul.
• Disminuye el consumo de carnes rojas (no más de dos veces a la semana) y sustitúyela por carnes blancas (retirando la grasa y la piel), pescados y legumbres.
• Utiliza aceite de oliva.
• La leche y sus derivados deben ser desnatados, aportan calcio y evitan las grasas saturadas y
el colesterol.
• Evita el exceso de sal y de azúcar.
• Aumenta los alimentos ricos en vitaminas C, E y betacaroteno (cítricos, cereales, aceite de oliva, vegetales de hoja verde o rojos-amarillentos, como zanahoria o calabaza).
Las investigaciones han demostrado que las personas con una dieta abundante en dichos alimentos contraen en menor proporción ciertas enfermedades crónicas, como las cardiacas y el cáncer. Además, son antioxidantes, una de las mejores defensas contra los factores de nuestro entorno que dañan las células del organismo.

El poder del Omega 3
Dos investigadores daneses comprobaron que los esquimales tenían una incidencia muy baja de las enfermedades que en Occidente causaban mayor mortalidad: cardiovasculares, tumores de mama, diabetes y enfermedades debidas a procesos inflamatorios. Constataron que los esquimales tenían un bajo nivel de colesterol malo y triglicéridos y muy alto el colesterol bueno. Tras muchos estudios hallaron la clave: la dieta. Su principal fuente de alimentación era la foca de Groenlandia, animal con una excepcional riqueza en ácidos Omega 3.

Los ácidos grasos Omega no sólo previenen las enfermedades cardiovasculares, sino que también mejoran el diagnóstico de los pacientes que las han padecido. Éstos deben ser asimilados a través de la dieta (en pescados azules). Tienen un efecto antitrombótico, gracias a su acción sobre la agregación plaquetaria; reducen la aparición de arritmias y, además, ayudan a prevenir la taquicardia ventricular y la fibrilación. Igualmente, disminuyen los avances de depósitos de grasa y los triglicéridos.

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